sábado, 17 de julio de 2010

Tentempié

Quise besarla de otra manera, pero antes le pedí que se desnudara lentamente, se fue despojando poco a poco de sus prendas y mientras se iba desvistiendo me echaba unas miradas de hoguera que me derretían, que hervían mi sangre, justo cuando llegó a la lancería le hice una señal con la mano y me la arrojó, la atrapé en el viento y me deleité con su aroma a ojos cerrados, el sabor a su coño y el aroma de su perfume fusionados me elevaba más el libido. Ya desnuda la contemplaba de pies a cabeza, una Venus que sólo el aire arropaba su piel, le dije que se acostará en la mesa con la cara hacia arriba, sus hombros al filo de la mesa con la cabeza suspendida, perdí mis dedos entre sus cabellos, nos besamos hasta ahogarnos el uno al otro con nuestras lenguas, luego le besé la pera mientras ella me besaba y mordisqueaba el torso, saqué mi lengua y desde su barbilla arrastré mi lengua hasta su pecho, quedó en medio de sus tetas, hice una pausa de un par de segundos, dándole tiempo a especular mi siguiente faena, en ese interludio, tomó con sus manos mi polla ya humedecida, de mi puntero emanaban unas gotas de la excitación, con su lengua de un zarpazo lamió mis fluidos y se introdujo todo el tronco hasta el fondo de su garganta, haciendo doblar las campanas. Ella pensó que me abalanzaría sobre uno de sus senos, que los haría mi presa, los elevó unas milésimas pero en eso seguí hacia delante por su vientre, dejando una estela de saliva por su piel erizada, sus poros gemían sedientos a mi paso, mi siguiente escala fue su ombligo, el cual apuntalé con mi lengua hecha una aguja que se introducía en forma de espiral...